La aristocracia de los festivales cinematográficos
Por: Luisa Lane
El ciclo de festivales comienza en febrero con el Festival Internacional de Cine de Berlín o Berlinale, como se le conoce comúnmente. Se realiza en la ciudad alemana de la cual toma su nombre desde que se instituyó en 1951 hasta la fecha.
Se caracteriza por que su premio es un oso forjado en oro o plata, según sea la importancia de la categoría. El Oso de Oro es para la mejor película presentada en el festival, los Osos de Plata para los directores, actor y actriz principales.
Se ha buscado mover la fecha del festival para más adelante en el año por estar demasiado cerca de la entrega de los premios Oscar, algo que le resta un poco de seriedad al evento.
Como dato de interés: en 1957, la cinta mexicana Tizoc obtuvo el Oso de Oro y Pedro Infante obtuvo el Oso de Plata como Mejor Actor de forma póstuma.
El siguiente festival es el de Cannes, en mayo, el cual es considerado como el Festival por Excelencia, por su larga tradición y por ser el que provee de mayor exposición a las cintas que participan en el.
En la ciudad francesa del mismo nombre, cada año se presenta la competencia oficial junto a presentaciones especiales que son equivalentes a preestrenos de películas que buscan ser consideradas con más seriedad dentro del gremio.
Instituido en 1939 (aunque se considera como fecha oficial el año de 1946, ya que la Segunda Guerra Mundial se les atravesó en el camino) se ha celebrado casi de forma ininterrumpida desde entonces, su premio principal es la Palma de Oro, para Mejor Película, Director, Actor y Actriz.
Entre agosto y septiembre se realiza el Festival Internacional de Cine de Venecia dentro de los eventos de la Bienale – conjunto eventos culturales que se realizan cada dos años en Venecia (con excepción del festival de cine, que es cada año) y es considerado el más antiguo de su tipo ya que su primera edición fue en 1932.
El premio de este festival es el León de Oro a la mejor película y el de plata a directores, siendo la Copa Volpi el premio otorgado a actores y actrices, aunque
se entregan varios Leones de Oro como premios honorarios en distintas categorías.
A mediados de septiembre le toca su turno al Festival Internacional de San Sebastián o Donostia, como se le llama en el gremio y se lleva a cabo en la ciudad vasca del mismo nombre en España desde 1953.
Recientemente el festival ha revisado su temática y se ha convertido en uno de los eventos más importantes de la temporada de festivales, al abrir sus puertas al cine de habla hispana (español y latinoamericano) así como cintas europeas independientes y algunos títulos de Hollywood que utilizan este festival como entrada al mercado europeo.
Su premio principal es la Concha de Oro.
Todos estos festivales son considerados como de categoría “A”, valor dado por la Federación Internacional de Asociaciones de Productores Cinematográficos, FIAPF por sus siglas en francés.
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