Sería
justo que los dirigentes de este país, senadores, diputados,
presidentes de las cúpulas empresariales y funcionarios públicos
hicieran un ejercicio, de por lo menos seis meses, de vivir con el
salario mínimo, que en México es de 67 pesos con 29 centavos, para ver
sí así se sensibilizan y autorizan elevar dicho sueldo de vergüenza, con
el que la gran mayoría de mexicanos viven.
Ante la polémica situación que se ha
dado en México de si se eleva o no el salario mínimo, propuesta reciente
por el jefe de gobierno del DF Miguel Ángel Mancera, es justo,
necesario y urgente que se aumente y no sólo de dos pesos, como ocurre
cada año, ya que si nos ponemos a analizar la situación de una persona
que vive (o sobrevive) diariamente con 67 pesos con 29 centavos, es
realmente indignante.
Pongámoslo así: un kilo de tortilla
cuesta 11 pesos, un kilo de huevos puede llegar a costar hasta 40 pesos,
un litro de leche no deslactosada alrededor de 13 pesos, ¿cuánto
llevamos ahí? ¡64 pesos! Y falta el frijol, el arroz, el agua
embotellada, atún, papel higiénico, y otros productos básicos, además de
los pagos de la renta, la luz y el agua, porque hablar de internet en
casa, ni soñarlo. ¡Ah! Se nos olvida, el costo del transporte público, o
sea, más de cien pesos diarios se requerirían para llevar una vida un
poco más holgada.
Este análisis deberían de hacer los
dirigentes de la Coparmex, la Secretaría de Hacienda, la de Economía,
los senadores y diputados que se oponen al decir que si se aumenta más
de dos pesos los salarios mínimos, va a subir la inflación en México, de
verdad deberían de buscar otros argumentos más sólidos y creíbles para
justificar su poco interés de que los mexicanos tengan una mejor calidad
de vida o que expliquen con bolitas y palitos como se da la inflación,
porque no es posible que si los mexicanos ganarán más de 150 pesos
diarios, la economía del país se vaya a pique; si de por si no crece
como debería de ser.
Ahora, porque argumentar que el salario
mínimo sería una razón para que haya inflación en México. ¿Entonces los
sueldos millonarios que ganan los senadores, diputados, gobernadores,
presidentes municipales, el presidente de México, los líderes de
partidos políticos y demás funcionarios no deberían estar considerados
también como causantes de la inflación? ¡Que no inventen!
Hay dependencias y organismos del
gobierno que no deberían de existir, tal es el caso de la (hasta parece
burla) Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami), que de
acuerdo con una publicación de La Jornada titulada El salario del
presidente de la Conasami, casi de $3 millones, es una “instancia, que
ha sido calificada de inoperante y obsoleta por gremios como la Unión
Nacional de Trabajadores (UNT), el Frente Sindical Mexicano y la Nueva
Central de Trabajadores, y como “elefante blanco” que debería
transformarse o desaparecer, tiene un presupuesto anual superior a 41
millones de pesos”.
¡Qué tal! Y eso no es todo, según esa
publicación, Basilio González, presidente de la Conasami, tiene un
sueldo de 2 millones 81 mil 600 pesos anuales, más 39 mil 600 de un bono
de “protección al salario”, 75 mil 800 pesos de pago de seguros, 275
mil 211 pesos por concepto de “fondos y seguros de ahorro para el
retiro”, y 270 mil pesos por “condiciones de trabajo, contratos
colectivos y otras remuneraciones”, que dan un total 2 millones 798 mil
600 pesos.
¡Qué poca vergüenza tiene el gobierno
mexicano al tener sueldos y presupuestos para una dependencia que fija
los topes salariales mediante una investigación previa para ello! Y lo
peor de todo es el sueldo mensual del presidente de la Conasami, el
cual, un obrero nunca lo verá en su vida, si acaso, en el mejor de los
casos, tendrá una mísera pensión.
Por ello, sería justo, que los
dirigentes de este país se pongan en los pies de los trabajadores que
ganan ese sueldo y que hagan lo necesario para que los mexicanos tengan
ingresos dignos, que haya más empleos formales bien pagados, para que de
esta forma, este país salga de la pobreza en la que está, que no es
culpa del pueblo, sino de las administraciones que no han querido
aplicar bien las políticas económicas que impulsen a un país tan rico
como lo es México.
Por eso, es justo que los dirigentes de
este país experimenten la vida con un sueldo de 67 pesos al día, a ver
qué hacen; a ver si así entienden la situación por la que atraviesan
millones de mexicanos.
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