domingo, 27 de julio de 2014

Lo mejor de la semana / Columnas : Pensamientos en Azul // No quiero atrapar pájaros

Azúl Mayán.

La jaula cuadrada dónde ese par de canarios australianos pasan sus día me dé pena, ese sí, no, sí, no, del alambre y el espacio que va dejando entre engarce y engarce, para dar la ilusión de “libertad” esos vacios que le permiten al par de aves sentir el aire correr por sus alas, que bondadosamente el fabricante pensó en pro de una mejor vida en cautiverio es, tan cruel.
Es malvado el hecho de mantenerlos en un estado para el que no nacieron; es cierto que la vida silvestre cada día es más reducida, y su hábitat está mermado, pero ¿sustituir el cielo por una confortable vista al patio o pasillo? En dónde, para gloria del “dueño” oirá su trinar que seguro interpretara como señal de alegría. ¿De Alegría?...
Si bien los dotan de una pareja para que se reproduzcan como debe ser y los alimentan a sus horas, guardándolos por la noche y tapándolos del frío, poniéndolos al sol para que agarren fuerza. ¿Fuerza, para qué? ¡No van a volar!
Si canta es por que será el único derecho que no tiene limitado, en caso de que tenga ganas de lo contrario el pájaro seguro será desechado.
Después de todo ¿para que quiere uno un pájaro que no canta?
Y si la hembra se come los huevecillos la primera vez, no parará de hacerlo, entonces no habrá negocio, es mejor sacrificarla, o intercambiarla. En el mejor de los casos reclamarle al que se la vendió, exigirle el reembolso o bien otra que si sirva para empollar y criar. El cautiverio es bueno en estos casos solo que como buen animal no se da cuenta del beneficio.
Yo no sé de pájaros, nunca me han gustado escribo por lo que escucho, pero verlos volar siempre me hace soñar despierta, sentir paz, verlos en su estado natural planeando un aterrizaje suavemente es tan dulce, tan sutil como el primer beso, tal vez por eso los canarios australianos que viven enjaulados en el patio de mi vecina me dan tanta tristeza, siento que los sueños se acaban y las pocos que hay los tienen encerrados en jaulas, que los planes son malas ideas y que los besos se han acabado.
Una sola vez tuve un pájaro, tenía las alas rotas y graznaba en lugar de cantar, lo cuide demasiado, ya hasta me estaba encariñando, cuando llegaba a casa medio alzaba sus alitas y me recibía con graznidos chillones, aunque me paniqueaba la idea de sus gorupos lo acariciaba suavemente, es que son seres tan vulnerables, le daba alpiste y un poco de agua que no bebía , y mi botella de ron bajaba considerablemente, eso me hizo sospechar, que algo andaba mal, le llamé a mi mamá y le pregunte que si los pájaros soportaban el alcohol en su pancita me contestó que no, extrañadísima me pregunto qué a que venía la duda y más acerca de pájaros si yo les huía, así que le explique de mi huésped eventual, me dijo que le mandara una foto para ver a tan primorosa criatura, y ¡oh sorpresa!, que no era un lindo pajarito como yo creía sino un Zanate negro de esos ladrones que roban todo lo que pueden con el pico. Eso explicaba la falta de los sobres de azúcar, los relucientes lentes carísimos de parís, el llavero de calavera y una bolsita color dorado.
Lloré al descubrir la triste realidad, yo pensando que era un canario Dark o un cenzontle (los creía extintos ¿cómo iba a saberlo?), resulto un ave ladrona, taimada y manipuladora, cuando se sintió fuerte ya tenía nido y seguía yendo a mi casa por cacao, ¡descarado! Lo eché a la calle a sombrerazos, y de pronto ¡voló!, voló dulcemente, eso calló mi llanto, calmo mi ira y me hizo soñar, después de todo el tiempo que le invertí no fue en vano.
Amo a los pájaros en libertad, tal vez es porque yo misma en este tiempo aprendí como volar.
@AZULMAYAN

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