Cuando
por la tarde de ayer, algunos escuchamos la noticia de que el actor
Robin Williams había muerto, no lo creímos por un momento; luego de ver y
escuchar aquí y allá la noticia, nos resistimos a aceptarlo. Quizá una
hora más tarde no nos quedó más remedio que creer en la historia que
hablaba de que Robin Williams había muerto por suicidio y entonces
sufrimos ese extraño sentimiento de tristeza que se tiene cuando los
famosos mueren: nos duele la pérdida a pesar de que nunca los conocimos
personalmente.
Y
ese sentimiento es el mejor legado que puede dejar alguien como Robin
Williams. Que nos duela a pesar de que nunca, nunca, cruzamos una
palabra con él o lo vimos cara a cara. Nuestra relación con el actor fue
a través de sus personajes y son ellos, sus palabras, sus historias,
las que nos hacen entablar un vínculo con el ser humano que lo
interpreta, a pesar de no conocerlo.
Robin
Williams resultó ser el ejemplo del cliché del payaso: sonriendo
siempre mientras la tristeza lo está desgarrando por dentro. Su
representante declaró ayer, cuando se hizo público que el actor había
cometido suicidio, que llevaba meses lidiando con una profunda
depresión, quizá una de las razones que le llevó a ingresar a
rehabilitación el mes pasado, buscando evitar una recaída en su adicción
al alcohol y las drogas, como la que vivió en 2006.
El
actor no estaba trabajando en este momento, pero tenía un monólogo
cómico que presentaba de forma itinerante entre filmaciones. Tenía
varios proyectos en postproducción, como Night at the Museum: Secret of the Tomb, que se estrenará para la temporada navideña y se había comenzado a hablar de realizar una segunda parte de Mrs. Doubtfire. Pero su serie de televisión con CBS, The Crazy Ones, fue cancelada en mayo, por falta de audiencia.
En
esta época en que el internet y las redes sociales hacen que la
información noticiosa sea inmediata y que las reacciones a ello sean más
directas y personales, es interesante ver como, en twitter,
muchos de los mensajes de tristeza, condolencia y celebración de la vida
y muerte de Robin Williams, van acompañados de un mensaje que pide
hacer conciencia sobre la depresión y sus consecuencias. Me tocó ver tweets en los que, detrás del sentimiento por la muerte del actor, iban frases como “sí estás deprimido, busca ayuda”, “sí estás triste, háblalo con alguien”, “sí sufres, no pienses que estás solo”.
Nadie juzgó a Williams por haber decidido quitarse la vida, pero están
usando su ejemplo para que otros que estén en su situación, no tengan
que llegar a ese punto. Y eso me parece que será el legado más
importante e inmediato que Robin Williams pueda haber dejado en este
mundo.
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