No
podía dormir, desconozco las razones por que aquí entre nos tengo la
conciencia bien tranquila, pero descubro que no fui la única que paso la
noche de anoche en vela, así que mientras le bordaba unas chaquiras a
mi falda para aprovechar la velada, recapitulé en mi vida sentimental y
me di cuenta de lo siguiente: desastres emocionales experimentados
incontables, fracturas cerebrales y desconexión de patrones aprendidos
incalculables, - ¡¡auchs!!, aquí el inconciente me castigó con un
tremendo pinchazo en mi dedito pulgar, hasta me salió una lagrimita.
Después
de limpiar, besuquear y vestir a mi dedito con una “curita” con cara de
muppet, proseguí: limpieza, re significación y balanceo de paradigmas,
inconmensurables, revalorización, amor y respeto propio al 100%,
consideración, conocimiento y reconocimiento del sexo masculino en
proceso.
Y
ahí, justo ahí cuando me pongo a pensar en esos especímenes de la raza
humana de sexo masculino, un trueno cae haciéndome pegar un brinco que
por poco y me quedo abrazada al ventilador de la recamara. Me sacudo el
susto recomponiéndome y la aguja sale volada, con estos ojos a estas
horas volverla a encontrar y ensartar es un acto de contorsionismo, en
posición de gata contenta inspecciono el área para encontrar mi
escurridiza herramienta, en eso con un dolor bastante agudo la encuentra
mi rodilla, ¡este inconciente que no soporta el verse descubierto en
fin!.
Doy
la primera puntada y me pongo a pensar en los hombres, y mi relación
con ellos, evoco al primero que recuerdo, obviamente el que me vino a
desconfigurar todo concepto de “hombre”, mi santo padre, que de santo
solo tiene el nombre y de padre un fallido intento, apenas está
aprendiendo. Entre el ejemplo que él me dio y las versiones a favor de
mi victimizada madre, crecí creyendo firmemente que todo hombre era el
enemigo, una especie de gigante ególatra con cerebro mongoloide, fuerza
brutal mal usada, lleno de defectos, inútil, innecesario e insensible.
Así
es caballeros mis más sinceras disculpas, también juraba que todos eran
iguales y los entes que atraje a mi vida no ayudaron a cambiar este
concepto, uno idéntico al papá como debe ser. Cuando tu conciencia está
dormida es lo único que sabe hacer repetir lo que conoce, ándele mi
niña, pasé las de Caín al cabo que el concepto de amor que aprendí era
el que “dolía” por qué “amar duele, exige sacrifico, entrega ilimitada y
enajenación”, además de que “hay que luchar por amor” Y entre más
enfermo, lisiado, roto, fracturado sea este tiene más “valor” porque es
el “verdadero” el que se alcanza pagando, suplicando, llorando,
olvidándote de ti, de tu derecho divino y humano a ser respetado,
imponiendo limites que guarden lo más valioso para ti como ser vivo TU
SER TOTAL E INTEGRO, TU MISMA.
Analicé
a los hombres que han tenido el honor de estar a mi lado y
definitivamente en ese momento me los merecía, yo también fui un ente,
roto, desastroso, “necesitado”, que por falta de integridad creaba una
simbiosis que poco beneficio me otorgó a simple vista. Casi todos son
mis amigos actualmente, seguro que algo hice bien, pero al observar
detenidamente, no entiendo cómo es que alguna vez pudimos estar en
pareja, los encuentro lejanos aun cuando las similitudes existan hay una
distancia medible en eones como para que en este momento pudiera
“empatar en ese tipo de amor”. Y ni pensar en los que su fueron con sus
garras por delante, ahí en verdad me asusto de solo acordar que alguna
vez estuve de rodillas por su atención, y cuando escribo me asusto es
literal, la densidad que les rodea, sus vicios que antes justificaba y
me unían, su todo es una bruma de brea en la que YO mujer estuve
navegando incluso con deleite.
El
proceso de crecer es doloroso, incluso el físico, cuando tomas
responsabilidad de ti y de la parte en la que te embarraste hasta el
seso, que tú como mujer también fallaste, que eres humana ni santa ni
puta, y que a la hora de escoger agarraste “lo que te alcanzaba” y no lo
que querías, empiezas a decantar, develándote tal cual eres, dándote el
espacio suficiente para reconocer que puedes escoger lo mejor para ti,
que es inútil repetir una fórmula que viste fracasada, y que como ser
único e irrepetible puedes escribir tu propia historia de amor y desamor
a tu gusto y medida.
Ante
todo que la mejor historia de amor que un ser humano puede lograr es
consigo mismo, que nada ni nadie puede darte aquello que tú como
individuo no puedas, aprender a valorar cada centímetro de tu piel, cada
espacio de tu ser, cada acción y honrarte dándote la oportunidad de
creer en ti, ese es AMOR.
Y así es como termine de bordar mi falda a las 3 de mañana, con tres diamantes y un corazoncito de metal.
Azúl Mayán.
0 comentarios:
Publicar un comentario