domingo, 3 de agosto de 2014

Lo mejor de la semana / Columnas : Pensamientos en Azúl // SOLO QUERÍA REFRESCARME

Solo quería refrescarme.
No sé ustedes pero aquí en mi puerto ha hecho un calor infernal, de esos que no se quitan ni durmiendo bajo el aire acondicionado, eso en caso de que tengas aire acondicionado.  No es mi caso,  en casa había pero la fauna que pulula descarada y libremente en Vallarta lo descompuso, unas “Choras” específicamente,  son unas lagartijas pálidas y transparentes que hacen un sonidito especial,  buenas para el ambiente se comen a los mosquitos y las arañas, como todo animalito nace, crece se reproduce y muere, esto va a que un día, a estos hermosos especímenes se les ocurrió romancear entre los cables del aire acondicionado, supongo que la chorita hembra pudorosa y coqueta corría moviendo su colita, y la chora macho bragado y decidido brinco y la alcanzó exactamente dónde los cables de luz daban directito a la tarjeta madre del aire acondicionado, haciendo de su encuentro amoroso el más candente de su vida, pues quedaron electrificados, tiesos, tiesos, chamuscados, chamuscados, uno sobre el otro, el técnico al sacarlas petrificadas en posición inequívoca de reproducción dijo “estas causaron el daño, la tarjeta madre se desmad…” y bueno pues esta es la razón por la que ya no tenemos aire acondicionado en casa.
Por ello en búsqueda de un poco de aire corrí a la playa por unas refrescantes margaritas servidas y decoradas con la sonrisa de ese mesero tan “latin lover” que atiende bien, es amable y rápido, sus veintes resplandecientes solo son mermados por los atardeceres de mi Puerto por el resto él se vuelve el paisaje para extranjeras y locales, (suspiro profundo),   ha de ser alguna estrategia del restaurant, ¡tener a personal como este muchachito! , por un lado te refresca la bebida y por el otro te da más calor ver al que te la sirve y así hasta que se vuelve un círculo vicioso que descontrola el termostato de cualquiera.
Al “frescor” de la segunda margarita el aire empezó a soplar fuerte con olor a tierra mojada, ¡Por fin, aire de lluvia!, contenta muy contenta corrí a mojarme los pies a la orilla del mar, estaba tibio, pero al compás del aire más bien frío empecé a templarme, sentí como todo el calor que mi cuerpo guardaba salía por las plantas de mis pies directo a la arena, y al chocar las olas en mis pantorrillas lo arrastraban al fondo del mar, inhalaba profundo el aire con olor a mar y tierra mojada, las olas chocaban más fuerte sobre mí y alcanzaron mi vestido, muy segura avancé un poco hacia adelante. “Después de 7 olas tranquilas viene una fuerte”, sonó en mi cabeza, pero ignoré el dicho, y decidí relajarme y disfrutar la tímida lluvia que empezaba a caer, por instantes me desconecte del mundo que me rodeaba, del calor, de las choras, del guapo mesero, del atardecer, de lo que entre líneas se puede leer, y ¡ZAZ! Solo sentí el golpe húmedo y salado de una gigantesca ola que me regreso a la tierra, bueno a la arena, caí cuan corta soy en un refrescante burbujeo, después de todo solo quería refrescarme.
Azúl Mayán
@AZULMAYAN

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