Por Luisa Lane
Durante un fin de semana del verano, la humanidad se divide en dos: aquellos afortunados que están en la Comic Con de San Diego y aquellos que quisiéramos estar en la Comic Con de San Diego y que morimos de envidia y leemos todos los detalles relatados por aquellos que sí pudieron asistir.
Comic Con,
que nació en 1970 como un pequeño evento donde las editoriales
mostraban sus novedades en cómics, fue evolucionando y creciendo para
poder dar espacio a todas las expresiones creativas relacionadas con el
entretenimiento, centrándose en la ciencia ficción y la fantasía, donde
creadores y fans conviven directamente, homenajeando a los personajes e
historias que aman y admiran.
Con
asistencias que suman cientos de miles de personas, durante los cuatro
días que dura la convención, abarrotando los grandes salones donde se
realizan las presentaciones más esperadas del año y donde se han dado
momentos memorables para los geeks que logran conseguir un
boleto y soportar las largas colas y, en ocasiones las burlas de amigos,
familiares o cualquier otro ser humano que considere ridículo lo que
está haciendo, este evento es considerado uno de los mejores fines de
semana del año, no solo para los fans, sino también para la industria
completa del entretenimiento y para quienes invierten dinero en mil y un
baratijas, playeras, llaveros, tazas, etc., que serán adquiridas por
cualquiera que se sienta lo suficientemente motivado como para pagar por
ello.
Si, soy Luisa Lane, soy Geek y NO estoy en la Comic Con.
Este
evento, que en la última década ha evolucionado hasta el grado de
convertirse en un monstruo mediático que puede crear o destruir
proyectos o bien crear o destruir carreras, es el fin y el medio en el
que se conjuntan los dos lados que componen una relación en el negocio
del entretenimiento: los creadores y los fans.
Aunque
ahora ésta relación es muy estrecha – más de un programa de televisión
tiene cuenta en Facebook, Twitter o Tumblr -, nada iguala al estar
frente a frente con la otra parte de esta relación simbiótica. Una
serie/película/videojuego/libro no existe a menos que tenga fans que lo
reconozcan. Ese es el mundo que se mueve dentro del Centro de
Convenciones de San Diego, el último fin de semana de julio de cada año,
y el mundo underground que vive en las afueras del recinto, como la PaecyCon del año pasado que organizó Joshua Jackson para celebrar a su personaje en Dawson’s Creek. Es el hacer cosplay
y caminar por el centro de la ciudad, sabiendo que a nadie le importa. Y
encontrar a otra docena de personas con el mismo disfraz y sentir que
nada puede ser mejor que eso.
Para los que no podemos vivir esto de primera mano, nos queda el esperar a que a alguien se le pase el rush de la emoción de estar en el Hall H
y suba el video que grabó – a escondidas y de baja calidad casi todo el
tiempo – del panel completo. O buscar la etiqueta de la convención en
el blog de nuestra preferencia y ver todas y cada una de las fotografías
relacionadas con el objeto de nuestro afecto (serie, película, libro,
videojuego) y cada recuento, detalle a detalle, de lo que se dijo y se
vio durante esos cuatro días. Y si eres muy fan, seguro sigues en
twitter a tu ídolo y estás recibiendo de primera mano y en el momento su
experiencia; experiencia que sueñas, pueda ser la tuya algún día.
Soy Luisa Lane, soy geek y antes de morir voy a estar en una Comic Con.
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