domingo, 5 de octubre de 2014

Lo mejor de la semana / Columna -- Espectador Preferente // La nueva tendencia en la televisión: Naked Reality Shows

Author: Luisa LaneEmail: luisa.lane@agenciainformativablah.com
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Mientras siguen apareciendo fotografías íntimas de actrices y deportistas y la gente sigue consumiéndolas sin empacho alguno, la televisión se ha sumado a este nuevo resurgimiento del interés de ver gente desnuda sin razón aparente.
Hará cosa de dos meses que en México comenzaron a transmitirse por diferentes cadenas de televisión de paga, reality shows cuya peculiaridad era que sus participantes debían estar desnudos. VH1 y Discovery Channel presentaron Dating Naked y Naked and Afraid, respectivamente, pero esos son apenas los primeros programas que llegaron a nuestras pantallas. En los Estados Unidos, esta tendencia lleva casi un año y ha llegado hasta un punto en que quizá debamos ponernos a analizar cuál fue la necesidad que demandó que existiera esta oferta del mercado televisivo.
Desde el concepto un poco más científico – por llamarlo de algún modo – de los programas producidos por Discovery Channel como lo son Naked and Afraid y Naked and Castaway, que buscan presentar guías de supervivencia en condiciones adversas, hasta la banalidad de programas como Dating Naked de VH1 o Buying Naked de TLC, donde la desnudez de sus participantes no tiene nada que ver con las acciones que realizan y solo está ahí para generar el morbo de quienes lo observan, esta tendencia dentro del género de reality shows quizá esté diciéndonos que ya hemos llegado al punto de saturación y que realmente no existe razón alguna que justifique que nos deban interesar las vidas ajenas.
Desde The Real World de MTV de los noventas, The Amazing Race de principios de 2000 y los más recientes Wifes of esto, aquello y lo demás, la evolución del reality ha dejado atrás el concepto original de la casa con paredes de cristal para acercarse más al que contaba Orwell en su novela 1984, donde el saber que hacen los otros es parte fundamental de nuestra vida cotidiana, no solo a nivel individual sino a niveles más amplios como el de sociedad en conjunto bajo la lupa de un gobierno o el de un gobierno bajo la vigilancia de un sistema mucho más grande y complejo.
Es por esa necesidad – una necesidad generada por los cambios en nuestra cultura en los últimos cincuenta años en que se nos ha enseñado a obtener placer inmediato a bajo costo y con esfuerzo mínimo - que no nos parece tan jalado de los pelos que haya alguien sacando a la luz fotografías privadas de personas públicas en situaciones íntimas cuando la televisión que consumimos de forma cotidiana considera que es normal presentar a personas desnudas haciendo cosas del día a día sin más justificación que el poder hacerlo.
No se trata de moral o de pudor. La naturaleza no tiene nada que ver con lo que se trabaja en estos programas o con la motivación tras el bombardeo de fotografías por internet, es simplemente el respeto al ser humano y su intimidad y el conocer hasta donde debe llegar el límite cuando se trata de observar a nuestros semejantes en situaciones que – aunque hayan aceptado ser parte de forma consciente – están fuera de su control directo.

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