- Por: Eugenio Salcedo Gutiérrez
Mauricio Coronel es el editor de Revista Zócalo: pasa “intermitentemente a lo largo del día e incluso los fines de semana” (como él mismo dice) generando contenidos y atento a las redes sociales. Cuando le preguntan qué información suben a éstas, responde: “La información que se genera en los distintos temas, tiene que ser enfocada desde los ángulos que nos interesan: el periodismo, la comunicación y el análisis mediático”. Cuando le preguntan quién se encarga de manejar el social media, comenta: “Un community manager que constantemente se retroalimenta de la línea editorial”.
Desde hace meses, Revista Zócalo usa algunas redes sociales (Twitter, Facebook, Pinterest, Youtube) para diferentes propósitos: “Si tomamos en cuenta que el eje de comunicación es la propia revista —continúa Mauricio—, las redes sociales nos sirven para invitar al público a consultar los contenidos, que son artículos de fondo.”
La redacción de Revista Zócalo se alimenta de distintos medios, y así está bien informada. Con respecto a las breaking news, Mauricio Coronel comenta que el trabajo en la redacción es muy dinámico, ya que procuran cubrir los eventos que les interesan; de ahí que el uso de las redes sea muy importante”. Al respecto Luis Ángel Hurtado Razo, profesor de Teorías de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCP y S) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) como ponente en conferencias sobre el uso de las redes sociales en las campañas políticas mexicanas, comenta que eso permite que la sociedad tenga una mayor información acerca de cómo están ocurriendo los hechos.
Por su parte Amílcar Chavarría, maestro en Comunicación Política por la FCP y S de la UNAM y pionero en estudios sobre redes sociales en campañas políticas, opina que “las breaking news tienen un doble riesgo: si es una empresa con experiencia periodística, los resultados pueden ser óptimos. Pero si es un ciudadano sin capacidad de argumentar periodísticamente, puede malinformar o confundir a sus receptores.”
En la actualidad, la prensa escrita genera interacción y réplica con sus lectores a través de internet: el uso de las redes sociales (Twitter, Tumblr, Pinterest, YouTube, Facebook, Google+, Linked in, Foursquare), de blogs (Wordpress, Blogger) y numerosos portales web, donde los receptores se vuelven emisores y de esta manera se genera la retroalimentación: el llamado periodismo 3.0. Al respecto, Mauricio Coronel explica: “Es interesante que tanto en Twitter como en Facebook se dé la mayor retroalimentación. Para mantener activa la comunicación con nuestros lectores, les agradecemos sus comentarios aunque muchas veces sean en contra nuestra.”
El uso de la tecnología está revolucionando la comunicación: en la forma como los individuos interactúan con la información a través de las nuevas plataformas y el uso de los nuevos gadgets: ipad, iphone, tablet, smartphone.
La convergencia digital, que comenzó con el uso de internet en dispositivos fijos, se ha extendido a todos los dispositivos móviles (gadgets) que se pueden conseguir. En la industria de internet convergen texto, audio e imagen; y esto ha dado al periodismo nuevos ánimos, nuevos retos, en la medida que los hipervínculos redirigen a otros sitios y permiten al lector ampliar su información.
De acuerdo con Maricarmen Fernández Chapou, académica e investigadora del Tecnológico de Monterrey, quienes hacen periodismo 3.0 tienen oportunidad de redescubrir las características del periodismo tradicional: sentido de denuncia, dar voz a los que no la tienen, vigilar a los poderes políticos y empresariales, procurar la movilización y el cambio social, servir a los ciudadanos, así como contribuir al cambio y al progreso.
La tecnología se vuelve una herramienta cotidiana del ciberperiodismo. Al respecto, Amílcar Chavarría comenta: “Ubico el ‘boom’ gracias a la diversificación y el acceso a ciertos instrumentos como tablets, celulares, laptops, cámaras fotográficas y de video, que nos permiten captar ciertos hechos en el momento que ocurren. Aunque considero que eso no es periodismo: si ocurre un accidente y yo estoy ahí equipado para publicarlo, no por el hecho de hacerlo, estoy haciendo periodismo, entendido éste como una especialización compleja, elaborada, que toma años”.
La propuesta de la profesora Fernández Chapou es que el periodismo digital, el 3.0, tenga los siguientes elementos:
1) Por un lado, las propuestas deben ser realmente nuevas: no basta con hacer lo mismo de siempre en un medio distinto: la web; tampoco vestir los contenidos parcos, anquilosados o faltos de propósito con imágenes, video, audio e hipervínculos. Las nuevas tendencias son aquéllas que proponen nuevos contenidos y formas, utilizando herramientas tecnológicas variadas, los cuales generalmente llenan algún vacío informativo.
Asimismo, en las nuevas tendencias se aprovecha la tecnología para innovar en cuanto a lenguaje (más directo, breve, atemporal, estructurado acorde con los motores de búsqueda (Google, Yahoo, etcétera); lectura (no lineal ni pasiva, pues el lector o usuario interactúa con la información y profundiza hasta donde lo desea, gracias a los hipervínculos); relación con el lector (es interactiva, participativa y el receptor puede llegar a ser coproductor de información al mismo tiempo que consumidor); retroalimentación (directa e inmediata, gracias a la incorporación de foros o redes sociales), entre otras cosas”.
2) Por otra parte, las nuevas tendencias proponen una práctica distinta de hacer periodismo, que va más allá del reporterismo, y explora nuevas técnicas de obtención de información, de investigación y de verificación. Estas prácticas suelen responder a vicios o despropósitos del periodismo convencional, tales como la falta de fiabilidad de ciertas fuentes, una deficiente utilización de las mismas, la “declaracionitis” que suele padecer la prensa y la consecuente pérdida de credibilidad. Un ejemplo claro ante esto es el llamado “periodismo de base de datos”, que propone una investigación periodística basada en documentos, números, porcentajes y registros; es decir, que pretende recuperar la objetividad y la veracidad a partir del cruce de datos fríos y duros.
3) Los productos de comunicación suelen tener un propósito específico o una misión explícita y clara, relacionados en su mayoría con ofrecer servicios al ciudadano. El lector se convierte en usuario de la información, obteniendo datos, documentos o análisis que lo orientan y así responde a necesidades particulares. El “periodismo hiperlocal”, por ejemplo, se centra en ofrecer información y servicios que atañen a una comunidad determinada, y suele dar voz a minorías que los grandes diarios generalistas ignoran. El “periodismo preventivo”, por su parte, ofrece prospectivas e información especializada, la cual orienta al ciudadano en su actuación ante problemáticas sociales y coyunturas que le afectan, tales como desastres naturales, crisis económicas, alimentarias, etcétera.
4) La clave más importante, pero quizá también la más difícil, es el impacto social y la permanencia que una tendencia periodística logra tener. El modelo prototípico de impacto fue el que logró en su momento el periodismo de investigación con el caso Watergate, pues un trabajo periodístico, el realizado por Robert Woodward y Carl Berstein para el Washington Post, obligó a que el presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, renunciara a su cargo. El “periodismo cívico” del siglo XXI ha logrado en mayor o menor medida movilizar a ciertos sectores de la población, incidir en la vida y agenda pública, y trascender fronteras. Se trata de recuperar a los medios como actores del cambio social. Casos como el de WikiLeaks y movimientos como los de la ‘primavera árabe’, el 15M o el #YoSoy132 muestran indicios de un nuevo ciberactivismo, en el que nuevas formas de periodismo de investigación y denuncia juegan un papel primordial.
Mauricio Coronel apunta que los objetivos de la revista Zócalo son claros: “Acaso una de las proyecciones sea mantenernos muy activos para participar de la convergencia digital y estar listos en estas nuevas plataformas. Consideramos que lo importante siempre será hacer buen periodismo”. Al respecto, el maestro Amílcar Chavarría comenta que deben existir equipos con especialidad en redes, en internet, así como con nociones explicitas de periodismo.
Uno de los usos que se le da a las redes sociales, es hacer publicidad del medio informativo a través de éstas: el maestro Chavarría opina que “quizá en el sentido de captar más usuarios, es más probable al acercarle nuestra publicidad”. De acuerdo con Mauricio Coronel, este uso publicitario que se le da a las redes sociales es favorable: cuando realizan eventos se notan los efectos positivos, ya que las redes sociales son un recurso inmediato”. Por su parte, Luis Ángel Hurtado Razo señala que primero se debe dar a conocer lo que ofrece esta empresa periodística a la sociedad, y a partir de esto comenzar a ganar simpatía y seguidores, para que de esta forma se pueda hacer promoción.
Revista Zócalo usa las redes sociales como Twitter, Facebook, Pinterest; y Youtube interconectadas entre sí: a través de los hipervínculos de una se redirigen hacia la otra y así sucesivamente. Un ejemplo de ello se puede ver en un mensaje de la revista en Twitter: “Revista Zócalo @RevistaZocalo
Periodismo en cine, Jenaro Villamil @jenarovillamil comenta colaboración en revista Zócalo, dic 2012 Lib.Gandhi:http://youtu.be/nTD0umUAETs
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La revolución de la comunicación actual está comandada por el uso de internet. Los periódicos impresos están desapareciendo y se están transformando en páginas web y sitios interactivos, donde convergen los contenidos y la publicidad; donde el lector puede comentar la nota, dar su punto de vista. La publicidad a la vieja usanza perdura en estos sitios, porque de eso viven.
Actualmente el periodismo está inmerso en la revolución tecnológica: en las redacciones de los diarios hay más herramientas para interesar a los lectores a través de los contenidos multimedia, como videos, audios e imágenes.
La primera revolución de la comunicación se generó con la creación de la imprenta, por Johannes Gutenberg, un artesano alemán, aproximadamente en 1440. Gracias a la imprenta se reprodujeron La Biblia y otros libros en serie para que más lectores conocieran y leyeran textos que, cuando menos en principio, sólo la Iglesia y pocas universidades tenían.
La profesión de los copistas, encargados de copiar los textos a mano, resultaba cara y lenta, por lo que fue desapareciendo. A su vez las imprentas comenzaron a nacer, y con ello aumentaron el número de universidades. De acuerdo con Irene Levy, profesora de la Universidad Iberoamericana, en el periodismo se está dando un cambio de paradigma: la metodología se reconfigura con las nuevas herramientas tecnológicas, y el periodista que no lo haga quedará rezagado en la transformación de la profesión.
Al respecto la profesora comenta:
Vemos ahora un cambio de paradigma en la comunicación, la llamada 2.0 Esa situación que antes se daba en el periodismo, cuando los medios informaban a las personas de manera unilateral o unidireccional, se ha transformado en una comunicación bilateral: la fuente de la información ha cambiado su lugar, ahora proviene de la propia gente, y las redes sociales son una de las fuentes donde podemos encontrar información.
El periodista que no acate el cambio de paradigma quedará rezagado, no alcanzará la efectividad de la comunicación con su objetivo: la gente. Ahí también depende el tipo de periodismo que haga, qué tan especializado o qué tipo de periodismo sea; pero es evidente que las redes sociales han venido a cambiar el paradigma de la comunicación. No sólo en cuestión de la materia, sino también en cuestión del tiempo: la velocidad en la que corre la información ahora es otra.
Es importante —continúa la profesora Levy— que el periodista se sitúe en este nuevo paradigma, y modifique tanto sus herramientas como su forma de comunicar la información que tiene incluyendo los tiempos de comunicación. Yo no me atrevería a decir que las redes sociales han mejorado el periodismo, hay que tener mucho cuidado, porque también la inmediatez de la información puede conducir a errores: es importante que el periodista también cambie su metodología y el rigor de verificación de información también se modifique porque una noticia en la redes sociales, una noticia entre comillas en las redes sociales, puede ser en realidad un chisme, un rumor o una desinformación.
Es un cambio de paradigma integral: por supuesto que ha cambiado, y ahora es la inmediatez la que hace moverte a un nuevo mundo de la comunicación. No me atrevo a decir que uno sea mejor que otro: simplemente es lo que hay ahora. Ya no podemos regresar al tradicional; quedarte varado en el modelo tradicional es enterrarte en el pasado y te vas a quedar sin evolucionar, evolucionar a redes sociales es algo que ya no se puede postergar.
Lo importante es que el periodista cambie su metodología y el rigor de verificación de sus fuentes, porque la inmediatez presenta otro problema: la veracidad de la información y la forma como se da a conocer la noticia, que también ha cambiado. Forman parte del nuevo paradigma la inmediatez y la metodología.
El buen periodismo está presente aunque no con la misma forma, por eso se tiene que cambiar la metodología. Obviamente no puedes tener la metodología antigua de verificación, porque la inmediatez te lo impide; pero tampoco puedes perder el rigor de la veracidad, de la verificación de la información, o bien de la comunicación lineal de lo que te está llegando. Si tienes que comunicar un tema pero aún no tienes clara la veracidad de la información, entonces habrá que transmitirla así: incluyendo la duda. Por eso es importante trascender el modelo tradicional sin dejar de ser veraz y oportuno.
Sobre el tema de periodismo y redes sociales se
presentan las opiniones de dos expertos, iniciando con Jenaro Villamil,
periodista desde hace más de veinte años, fundador del blog www.homozapping.com.mx y actual colaborador en las revistas Proceso y Zócalo:
Con unas reglas claras, tanto en medios impresos como en medios
electrónicos como en medios digitales o cibernéticos, el oficio
periodístico debe estar siempre presente. No es que las redes sociales por sí solas mejoren el periodismo, sino que en las redes sociales se permite a los que ya tienen oficio periodístico o a los que ya ejercen el periodismo un mayor grado de libertad que en los medios tradicionales. Hace falta mucha alfabetización periodística en las redes digitales, así como a los periodistas tradicionales nos hace falta alfabetización digital para usarla en los medios convergentes. A muchos usuarios de las redes sociales les falta también alfabetización periodística: confunden notas con rumores, versiones indirectas; y así esta parte tan vital y tan libre que es Twitter, se vuelve una caldera de histeria. Quizá una de las reglas básicas sea el periodismo tradicional. La ponderación de qué es lo importante, qué está confirmado y qué no está confirmado. |
Con respecto al tema de periodismo y redes sociales, el defensor de la audiencia en MVS Radio, Gerardo Albarrán de Alba, comenta:
Por un lado, me parece importante no confundir plataformas con periodismo: son dos cosas distintas, Incluso el impreso, el radiofónico, el televisivo y el digital no son necesariamente periodismo per se.
Las redes sociales han venido a poner en tela de juicio los paradigmas del periodismo, como lo conocemos o lo conocimos a lo largo del siglo XIX y del siglo XX.
Las redes están construyendo nuevas formas de narrativa que hacen mucho más interesante y participativo el ejercicio periodístico: hay nuevas formas de contar historias, nuevas formas de hacerlas.
Invito a no confundir el ejercicio del derecho a la información —que ejerce todo aquel que tenga una cuenta en red social— con periodismo. Eso que han llamado ‘periodismo ciudadano’ no es tal: simplemente están ejerciendo su derecho a la información, su derecho a comunicar, a informar, a transmitir ideas, a participar en el debate público; pero eso no es periodismo.
El periodismo es un conjunto de conocimientos que son puestos en práctica por cualquiera que haya estudiado eso. Tiene unas reglas muy claras y, sobre todo, tiene una cosa que lo distingue totalmente de ese llamado periodismo ciudadano: a los periodistas si nos puede llamar a rendir cuentas por lo que decimos, lo que escribimos; en las redes sociales a nadie se le puede llamar a dar cuentas por lo que dice.
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