Cuando
en 1997, las librerías alrededor del mundo se vieron invadidas por
adolescentes acompañados por sus padres que exigían les compraran un
libro sobre un niño mago escrito por la inglesa J.K. Rowling, un género
literario se convirtió en la nueva fuente de ingresos de la industria
editorial.
Diez
años después este género se convirtió en el salvavidas de un Hollywood
que se había quedado sin guionistas con ideas originales.
El género, Young Adult,
o de adultos jóvenes, es todo un universo compuesto de multiuniversos,
universos alternos, subuniversos y demás expansiones de un punto, que se
mueve entre dos extremos: la utopía y la distopía; donde debe existir
romance – si se da un triángulo amoroso, mucho mejor -, un maestro y un
aprendiz, opresores y oprimidos, en nuestro planeta o en otra galaxia
que casualmente tiene un mundo que tiene una ciudad que recuerda
vagamente a Nueva York; aunque no necesariamente se tenga que dar todo
eso en una sola historia (aunque tampoco lo prohíbe), pero que si exige
que de preferencia el personaje principal sea huérfano, o con un solo
padre, o que viva en casa de alguien a quienes sus padres amen u odien –
según se necesite para el avance de la historia –, entre otras
peculiaridades del género.
Era
obvio que Hollywood iba a comprar cuanto material de este género
estuviera a la venta a precios razonables y fuera medianamente filmable,
fuera parte de una serie de más de cinco libros, hubiera permanecido en
los primeros tres lugares de la lista de bestsellers del New York Times por al menos cuatro meses y tuviera cuando menos material para cuatro secuencias de acción.
Twilight, The Hunger Games, Divergent, The Maze Runner, The Fault in our Stars, If I Stay, The Book Thief,
entre otros miles de títulos, han encontrado su camino hasta la
pantalla grande con muy diversos niveles de calidad, popularidad y
aceptación. Algunas de estas franquicias no supieron hacer el salto del
material escrito a la adaptación cinematográfica y no pasaron del primer
libro, como el caso de The Mortal Instruments, o tuvieron un
éxito medianamente regular, gracias a los fans de los libros, y unos
pocos que encontraron el punto exacto en que su adaptación superó al
material original y atrajo la atención de un mercado más amplio que el
de los lectores de su versión original, como Twilight o The Hunger Games.
Esta relación entre Hollywood y la YAL
está acercándose a un punto de saturación – caso parecido a la relación
entre la industria y los cómics -, donde la audiencia preferirá
quedarse con el material escrito antes de ver una interpretación regular
que nunca cubrirá sus expectativas – sobre todo cuando se trata de
elección de elencos – o simplemente el público que asiste a los cines y
paga boletos decida que ver historias sobre vampiros y hombres lobos que
sufren los problemas comunes de la adolescencia no es realmente
entretenido o que considere que la idea de una versión más de las n versiones del futuro distópico de la humanidad que este género puede crear ha sido más que suficiente
0 comentarios:
Publicar un comentario