Por: Azúl Mayán
@AZULMAYAN
Debo confesarme adicta a las brujas tal vez porque en mi sangre mitad otomí mitad zapoteca corre algo de aquellas que decían sabían más de lo que debían, mis abuelas ambas eran buenas conocedoras a la hora de “recetarte” una hierba para cualquier mal, ya sea del cuerpo o del alma, además de que en su laboratorio entiéndase la cocina la magia producida superaba cualquier embrujo o mal de ojo que trajeras, bastaba uno de sus múltiples grandiosos guisos para saber que el mundo giraba en buena dirección , la danza de las moléculas era a ritmo de rock and roll y los vientos soplaban a tu favor, nada malo podía sucederte después de un buen mole de olla, o un atole blanco de maíz con piloncillo y un tamalito dulce con piña y pasas. Las indigestiones se curaban con un tecito de romero con jengibre, las gripes con flores de buganvilia y un chorrito de mezcal, las ronchas bastaba la baba de la sábila y los cólicos con un poco de orégano en agua hirviendo, para estar bonitas eternamente limón todas las noches, y avena por la mañana para cuidar nuestra radiante piel, las canas eran viejas amenazas rociando el cabello con una infusión bien concentrada de hojas de nogal.
Mis viejas sabias eran y fueron libres en todos los sentidos, se “juntaron” cuantas veces fue necesario para ellas, el casorio se dio cuando ellas decidieron, compartieron su belleza a placer, ambas cuidaron de sus hijos 8 de cada lado, sin contar “los que no se lograron” dándoles cuidado, protección y cariño, para que se formaran como buenos hombres y mujeres.
Mi matriarca alfa mi abuela materna era puro amor con nosotras sus nietas favoritas, pero se convertía en la fiera más sádica salida del mismo infierno si algo o alguien se atrevía a lastimarnos a nosotras o a sus hijos, a quienes libró de los demonios de la calle y de los demonios de ellos mismos, aun cuando fue ya muy anciana.
Es por ello que las brujas son para mí los seres más maravillosos de cualquier cuento de hadas, siempre pensé que por alguna razón oculta y misteriosa ellas hacían maldades y travesuras a los frágiles príncipes, reyes, reinas y princesas, todo un pueblo temeroso y a disposición de una fémina sabia, es algo grandioso, emocionante y evolucionado. Ante todo evolucionado en esas épocas de buenas costumbres y morales intachables una mujer, sola, dueña de su vida, de su entorno retando a todo un Reino, adoptando múltiples formas, ir de aquí para allá sin pedir parecer a nadie, vestir a placer con sombreros espectaculares, y dejar de remitir su valor solo a su belleza,¡ Wow! Esas mujeres son las que me llenaban la vida e imaginación, ese fue mi prototipo a pesar de que me cortaran el pelo como Heidi o me vistieran como Alicia en el país de las Maravillas.
Todo esto a propósito de Maléfica, para los ortodoxos es una película mal hecha, para mí es el sueño cumplido de toda mi niñez y bendita sea la hora, el parte aguas de toda una generación de nuevas féminas que sin importar si eres una curiosa hada o una sui géneris hada madrina puedes marcar los límites de tu reino y dejar huella al pasar por lo grande de tus alas, aún si alguna vez te las cortaron.
0 comentarios:
Publicar un comentario