domingo, 24 de agosto de 2014

Lo mejor de la semana / Columnas -- Dudas, conjeturas y objeciones: Sexualidad… ¿Erotismo o perversión?, los límites de la sociedad

Author: Estrella MendezEmail: estrella.mendez@agenciainformativablah.com
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En el transcurso de mi vida he escuchado diferentes historias de cómo es que los niños vienen al mundo, historias que intenta maquillar la verdad sobre la sexualidad. ¿Somos el resultado del gran amor entre nuestros padres? ¿Somos la consecuencia de que mamá oliera una flor? ¿Somos un regalo traído desde Paris? O simplemente somos el resultado y la manifestación de esa sexualidad en sus diferentes contextos  que a la sociedad le cuesta tanto explicar.
Hablar de sexualidad es tocar un tema prohibido, tansgresor incluso hasta impuro. Sin duda alguna, esta concepción está marcada por los límites de la sociedad y de cada cultura. La sexualidad en algunas culturas podrían limitarnos únicamente al uso de está práctica con fines de reproducción. Pero qué hay más allá, qué pasa con el placer, el deseo, la pasión, el lucro y el negocio. ¿Acaso no convergen todas estás ideas en el acto sexual?  Si bien, puede llevarse acabo entre una pareja enamorada, entre dos amantes en busca del placer, entre dos desconocidos sedientos del uno al otro, o simplemente entre dos sujetos que se ganan la vida de esa forma. Erotismo, pornografía, ¿Cuál es la diferencia si ambos despiertan el deseo sexual? y por otra parte, ambos son motores de la literatura, el cine,  la fotografía, el teatro, la pintura y la escultura.
Este es un tema a discutir en sus diferentes manifestaciones, cuál es el límite de cada uno; ¿El espacio, el tiempo, el lugar? Si ambos corresponden a esa búsqueda y evocación del deseo sexual ¿Por qué son tan diferentes?
Es claro que la pornografía podemos ligarla al lucro y al comercio, deslindarla de los sentimientos y relacionarla con el valor de uso.  Es aquella que despierta el deseo sexual en el receptor a través de expresiones explícitas, descriptivas de mecanismos sexuales, desprendidas de las emociones. Mientras que el erotismo no se limita al acto sexual, sino que se relaciona con todas las proyecciones de la sexualidad, es un episodio sublime rodeado de la sugestión, la sensualidad, el simbolismo y la comunicación no verbal. Es el conocimiento del cuerpo y los deseos de uno mismo, al mismo tiempo que del otro, la interacción con el receptor a través de miradas, caricias, movimientos, sonidos, posiciones y emociones.
Aun así la sexualidad en cualquiera de estas dos manifestaciones puede ser transgresora dependiendo de la cultura y el contexto. Qué pasa si una película porno es trasmitida en un centro cultural, cuál es la diferencia entre ver esta misma en casa o en un cine clandestino. Qué sucede con las pinturas que se exponen en un museo donde se muestran poses sugerentes y despiertan el deseo carnal, cuál es la diferencia entre las revistas con imágenes de este estilo. Por qué unas son llamadas arte y se convierten en algo permisible, mientras que las otras manifestaciones se vuelven transgresoras y se relacionan con la perversión. He aquí dónde el espacio, el lugar y el tiempo que rodean a la cultura cobran vida imponiendo su concepción del mundo y marcando la diferencia entre lo permisible y lo transgresor, entre el arte y la perversión. Y al final de cuentas sólo es la manifestación de nuestros deseos, a veces reprimidos, a veces externados, a veces satisfechos y otros tantos frustrados. Sólo un acto, bueno o malo, no lo sé, eso lo determina la sociedad, la moral y al final cada individuo.

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