lunes, 26 de mayo de 2014

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Por Luisa Lane
Luisa Lane en Twitter

                   Hannibal, segunda temporada (NBC, 2014)


Con la noticia de su renovación para una tercer temporada bajo la dirección de Bryan Fuller y producida por NBC, la serie de televisión basada en los libros de Thomas Harris sobre Hannibal Lecter, presenta el final de su segunda entrega de trece episodios, con índices de audiencia considerablemente altos para una serie presentada por una cadena de señal abierta y el reconocimiento y alabanzas de la crítica especializada.

Con el característico sello de su creador, Bryan Fuller, de presentar historias crudas con una pizca de humor negro sazonándolas para hacerlas más apetecibles para su audiencia – perdonando la broma -, Hannibal es mucho más que una serie procedural de policías y criminales o la reinterpretación de un personaje que se ha convertido en la referencia principal  de la cultura popular mundial del asesino serial, brillante, peligroso y quizá, un tanto desquiciado.

Fuller tomó la historia central de Red Dragon, la segunda novela de la serie escrita por Harris, y amplió el concepto de la relación de Lecter, un reconocido psiquiatra que ayudó al FBI a resolver el caso de un asesino serial de mujeres jóvenes, con el agente encargado del caso, Will Graham.

La primer temporada nos presenta a este agente, un perfilador de la agencia que cuenta con una particular empatía que le permite conectarse con los criminales a los que persigue y a quien Jack Crawford, jefe de la sección de criminales peligrosos del FBI, recluta para ayudarle a resolver el caso de la desaparición de varias jóvenes. Como resultado de una serie de eventos, Crawford busca un psiquiatra externo para monitorear el estado mental de Graham, lo que lo lleva a la oficina misma de Hannibal Lecter quien, cubierto por la fachada de su profesión, es en realidad el infame Destripador de Chesapeak, unos de los casos abiertos que la oficina de Crawford ha estado persiguiendo por años.

Graham es guiado por Lecter en su labor dentro de la agencia, sin saber que esta confiando su vida y su cordura en las manos de un maestro consumado de la manipulación y quien no dudará en usar y abusar de su don de empatía y una incipiente encefalitis para tener acceso ilimitado a los avances que hace el FBI sobre los crímenes que ha cometido.

El final de la temporada anterior nos dejó con Graham descubriendo el secreto de Lecter y encerrado en la prisión estatal de Baltimore para criminales dementes, acusado de los asesinatos cometidos por su psiquiatra, abandonado por sus amigos y colegas, con toda la evidencia en su contra y catalogado como psicópata, aparentemente indefenso, pero finalmente en control de su don, conciente del lado oscuro de su naturaleza y dispuesto a darle la revancha al hombre en quien puso su confianza y le colocó tras las rejas.

La segunda temporada es, según palabras de Fuller, no la historia del gato jugando con el ratón de la primera, sino una partida entre dos gatos buscando ver cual de los dos es el más astuto.
El secreto del éxito de Hannibal está en el trabajo conjunto de un equipo de profesionales extremadamente talentosos: un grupo de escritores liderados por Fuller que admiran y respetan los textos de Harris y logran crear un universo complejo y atractivo que aprovecha el material original y sabe hacer uso de las referencias que los fans del personaje de Lecter consideran emblemáticas; una lista de directores con una impecable carrera dentro del cine y la televisión que consiguen llevar a la realidad la visión – un tanto descabellada y en ocasiones, terrorífica – de Fuller y que, junto con los directores de fotografía, han creado una estética única y sobrecogedora que ha hecho de esta serie, una de las más logradas dentro de la industria, particularmente cuando se habla de las limitaciones propias de una cadena de televisión como NBC, que no cuenta con las libertades artísticas y los presupuestos que se manejan en las producciones realizadas para la televisión de paga.

Más una serie de terror psicológico que un drama u otra versión del cliché de policías y criminales, Hannibal es una experiencia dentro del género que está marcando pautas sobre cómo hacer televisión de calidad, en una época en que la respuesta de la audiencia es mucho más inmediata gracias a las redes sociales y a la interacción entre la audiencia y los creadores del material, algo que Fuller y Martha de Laurentis, dueña de los derechos del personaje de Hannibal, han sabido aprovechar al máximo, creando un vínculo estrecho con los fans de la serie, quienes han sido la fuerza principal que ha ayudado a mantener la serie al aire, considerando las limitaciones propias de las producciones de señal abierta en los Estados Unidos.




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